XXXIII

De nuevo volvieron las hormigas
Y esta vez le devoraron la nariz y los ojos
Por primera vez tomé conciencia de la tortura
Supe de agujas punzantes, de laques de goma,
De los llamados somieres de la risa con sus descargas eléctricas, del tormento brasilero.

Aún más:
Los repentinos baños de agua fría
Las cenas con excrementos
Las ratas bailando sobre las rodillas
El hambre, la sed, el latigazo,
La vejación y el desprecio de todo lo humano
Etc., etc., etc., ¡qué horror!

Todo eso tendrá que acabar
Algún día el hombre recuperará la razón perdida
Y miles de antorchas de la libertad brillarán en el cielo
Y sobre la gran pira del amor
Correrán los reptiles clamando perdón
Empañándose los espejos
De pura vergüenza.
 

De Las cosas al parecer perdidas, 1989