XXXVIII

Los espejos piadosos siguen retocando las imágenes
Pero los espejos malignos
Continúan distorcionándolas
Hasta los huesos mismos.

Es el mundo de las apariencias
Que a veces suele ser el mundo de la realidad
Aquello que nos ahorca
O nos hace reír de alegría.

El agua también suele ser un espejo
Pero un espejo que a menudo se engulle las imágenes
Sin alcanzar esas imágenes a ser peces
Y entonces todo está perdido
Hasta el momento que detrás de ese espejo
Lees tu nombre escrito con letras a la inversa
Que hacen gritar a los espectadores
Que reclaman a viva fuerza
Más claridad
Digamos
Mucho más transparencia
Y sin ilusiones.
 

De La mano enguantada, 1987