IV

El día había estado muy denso
Cargado de smog contaminante
Que hacía casi imposible de respirar.

En una pequeña plaza
Habían grandes residuos de plantas
Y de peces en plena putrefacción
Que emitían olores nauseabundos
Sólo de tanto en tanto soplaban ráfagas de alivio.

Era tan grande el grado de descomposición que se había llegado
Que ya ni siquiera el fuego era suficiente para limpiar nada
El fuego había perdido su función purificadora
Pues hasta sus llamas estaban contaminadas.

La noche se aproximó
La noche ácida con sus líquidos disolventes
La noche que todo lo disuelve.

Regresé a mi habitación
Ahí encontré a la mano enguantada tendida casi al borde de una mesa
"Hoy ha sido un día pesado, he trabajado mucho,
"Es casi imposible purificar en este país
"Me dijo, al mismo tiempo que caía en un profundo sueño.

Sentí curiosidad por saber quién era esta mano que ocultaba sus misterios debajo de un guante
                                                                                                                               de cuero
Y con una fina lámina de cuchillo alcé poco a poco los bordes del guante hasta hacer visible su
                                                                                                          interior y miré atentamente
¡Oh sorpresa adentro estaba vacío, adentro estaba la nada!

Caí sobre un sillón completamente anonadado
¡Los poderes purificadores, los poderes para gobernar el universo
Reposaban sobre la nada, eran la Nada!
En ese momento despertó la mano enguantada diciéndome
"Debo marcharme a otros lugares
"Te dejo con tu mundo contaminado,
"Con tu mundo dominado por una manga de corrompidos, te dejo en el Gran Basural
"Yo parto hacia otras galaxias
"Tal vez más sucias que tu mundo
"Adiós"
Y desapareció en la obscuridad.

Adiós le dije
Adiós tierna e invencible mano enguantada
No volveré a verte
Creo que no te veré nunca más.

 

De La mano enguantada, 1987