Al cortarse este 4 de abril el hilo azul
    Aunque estabas ausente tu oído velaba
            junto a mi lecho
    Te contaré entonces lo que sucede:

1  Acostado sobre una nube el ángel me espera
    Sabrás ya que no hay árbol sin su ángel
    Es el 8 tendido con los ojos de pan
    Para que resplandezca el paladar
    Del mago que en vano busca la estrella
    En la copa
    Que derramaste en la infancia
    ¿Te acuerdas ahora cómo la vieja
           espada de tu padre
    Cayó sobre la garganta del pájaro?
    Y la sangre corría la vieja sangre
            a la que tú perteneces
    Y que es la misma
    Que hoy derramo
     Para que tú veas lo que hay detrás de mí
     Decididamente la tiniebla.

9    Vienen ahora los caballos y se precipitan al pozo
      Viene el de cabellos largos y lanza al mismo pozo
              una lámpara y porciones de azufre
      Finalmente salta al abismo el león con la sortija
              que tiene un rubí negro y dos diamantes
      Diciendo que él desde ahora toma el mando
               en la incineración
      Para que salte la paloma
      La paloma que se oculta en las manos del eremita
      Y así el sol brilla sobre su noble cabeza
       Mientras la serpiente se enrolla
       Dando paso al más profundo misterio.

15   Aquí también existe la noche
       Y si ella es azotada durante quince veces
             consecutivas
       Se transforma en día.
       Dicen que es la luz del mal
       Y que a partir de entonces
       Sólo se verán abismos sin puentes
       El uno que se hace tres en el filo de la espada
       El hombre y la mujer unidos para siempre por el pie izquierdo
       El óxido de cobre en las orejas
       El amor en el horno, las costumbres en el punto de ebullición
       El amor el desolado amor en el laberinto de las alucinaciones
       La memoria persistente la playa viscosa
       Todo todo echado en el pozo sin piedad
       Semejante a la noche ácida
       De los mares y las tierras castigados
       Que tú bien conoces.

20      Las líneas de tu mano anuncian tormenta
          A la que nadie podrá sustraerse
          Ni aún la tierra con su gravedad que ya a nadie espanta

          Ni el joyero que cuida a sus piedras como los dedos de su hábil mano
          Verás ahora cómo los fantasmas con sus hachas abren las puertas de los cementerios
          Y al disparo del revólver
          Correr a los sepultureros para abrir las tumbas a sus muertos preferidos
          Al fuego irán los que sólo se vistieron con las apariencias
          Al fuego los impuros de corazón junto a los sacerdotes que renegaron de la magia para
                    convertirse en asistentes sociales
          Al fuego los de labios torcidos que vendieron sus imágenes a la entrada de la gran noche
          Al fuego los mercaderes de rostros opacos
          Los que nunca amaron y se escudaron bajo las alas de la infamia
          El triunfo es del ojo
          No hay justicia sin ojo
          El ojo devastador
          El ojo que atrapa la imagen del mismo espejo
          De un sorbo.

21    Sin embargo
        Todo proceso llega a su término
        Y si la bailarina persiste en danzar en la playa no obstante que el mar desapareció ante sus propios
                                    ojos
       
La esposa viste su traje nuevo y sus guantes de berilo para la llegada del cielo nuevo
        Porque todo lo que perece arrastra a lo invisible
        Y lo imperecedero a lo visible
        Es la ley de la selva en pleno corazón.
        No lo creerás pero es así
        Hay gozo en la ciudad
        Y las puertas se abren sin cesar
        Ellas están engastadas con piedras tan caprichosas como flores marinas
        Por fin hemos llegado al alto muro que todo lo divida
        Donde sólo hay dos puertas
        La puerta blanca que conduce a la muerte donde siempre reina el día, el agua viva,
        Y la puerta negra que conduce a la segunda muerte donde no hay más que noche, noche que
                   aniquila, noche total, noche absoluta, madre tiniebla definitiva
        Oyendo en medio del silencio que se da sólo en estos cielos una voz que me dice "elige".
       
Pero yo he preferido esperarte.

 

De Madre-Tiniebla, 1972