II

El SOL

Cualquiera que sean las formas de realizarse
El sol absorbe siempre los cristales de la noche
En su mundo interno fermentan las tinieblas
Atravesar ese tejido de algas resplandecientes
Es también una manera de sobrevivir.

Uno se concibe levantándose todos los días con el alba
Desgastando su ser en los sueños que le atraviesan el alma
Perturbado por la embriaguez de disolverse en los espacios celestes
Su deseo es un ojo que le tortura más que la gota de agua en la frente.

Hablar con las estrellas a la hora en que los parques son oprimidos por la bruma
Comprender el lenguaje de las plantas
De las piedras en donde se esconden los ángeles
Eso podría ser el mundo perdido
El mundo olvidado de los hombres
Pero en él forman lo compacto de su sueño.

Así lo quiere su deseo, su embriaguez de los espacios
Confundirse con las cosas amadas
Que él devora y que a su vez le devoran
Todos los días él entrega sus labios, sus miradas nostálgicas
Se extermina por generosidad.

Que los animales, las plantas, las piedras, aún los ángeles
Sientan el goce de la mano que les despierta
Después de largas pesadillas
En que la transfiguración sube al plano superior del cerebro
Que se cante en sus oídos la más encantadora de las canciones
Como aquélla de la luz que se petrifica
Eso es la alegría que se encuentra a sí misma.

Contamos con eso
Con la risa que es una manera de ocultarse
De consumirse
Con generosidad.

 

De Las tres y media etapas del vacío, 1949