XXVII

Y cuando llegues al punto en que te separes de lo absoluto
En que la nostalgia se te escape a borbotones de la misma frente
Y cuando no tengas otro compañero que el olvido
Y cuando ames a las pervertidas a las mujeres más raras que plantas marinas
Y cuando sólo te quede el sonido de una palabra que nunca llegó a pronunciarse
Entonces entonces habrás caído en el otro que eras y que nunca reconociste.

Quizás si no llegaré a encontrarte bella desconocida
Quizás si he de llegar a morirme con el atroz presentimiento a medio de camino
Quizás si mi lengua haya de incendiarse con su propio fuego
Con su revólver que dispara a los cuatro sentidos
Y que me despierta en medio de la noche
Con el sobresalto del que se enfrenta con la eternidad.

Pero es la luz
Mi propia luz la que desplaza la sombra que yo soy
Se tapa los oídos irrumpe en sollozos
Siente el ruido de la mirada del ojo
Que se encadena al infinito.

Libérate de la luz libérate de la sombra
De la nostalgia
Del olvido
Libérate de tu sueño derramado en pleno día
De tu mirada en el abismo de tu mirada.

 

De En pleno día, 1948