LA NOCHE AL DESNUDO

                                                                       No somos sino el reflejo
                                                                       De nuestros pies.
                                                                                      Mandrágora, siglo XX

I

Cuando uno pisa el primer ladrillo de la Noche
Se torna el rostro pálido
Avanza a través de ese entrecruzamiento de líneas
Donde el amor y la muerte
Se incrustan en las más fascinantes formas.

La luz que da al ser su poco de locura
Hace de mí un pájaro
Cuyo corazón obedece al "no" de las cosas
Pájaro prisionero del vacío
Yo he comprendido como nunca el amor
Que tengo por las ciudades.

Tal vez el que haya pasado sus días
Calentándose las manos en las tinieblas
Sepa el odio
Que desprende la eternidad
Cuando se está en el Gran Secreto.

Adoro esta sombra
Esta proyección de mi cuerpo
Que va en la noche hacia la mujer
Soñada con deleite.

Hablaré de su rostro
Como los condenados a morir
Después de las purificaciones mágicas
Volved al relámpago
A la noche más oscura que los vacíos mismos
Que circundan la mirada
Hacia esa visión del ser que sangra
En la velocidad de su sueño.

Pero mientras tanto
Yo disparo con el corazón de la memoria.

II

Os habla el que por primera vez
Ha penetrado en la noche.

Yo veía entonces una nube luminosa
Que se acercaba hacia la parte frontal de mi cerebro
Veía crecer simultánea la tortura del corazón
La tomaba entre mis manos
A punto de la más cruel desintegración
Adoraba los contornos de esa nube.

Que sea la distancia entre el rojo y el amarillo
El tiempo necesario para advenir al verde
Para ser la cabeza zumbante que aparece de repente entre una combinación de espejos
La sola razón de una existencia torturada
Por la captación del sonido a través del ojo
Sea así la página azul de su locura.

Otras veces
Al pasar el bosque de árboles plantados por una imaginación dislocada
Por la hoja más brillante del espectro
Bien pudo ser su amor
Ese haz de luz que hoy tortura el abismo de mi memoria.

La noche era así transmutable en un cuerpo
Que yo reconocía como el mío
Y que hoy sólo es comparable
Con la nube luminosa
De la tortura.

III

Yo, hijo de Artemisa, diosa de la caza
Comprendía que la profundidad de mi ojo
Era el más cruel destino de un hombre azotado
Por los paisajes insólitos.

Yo insultaba ese ojo
Que al vivo resplandor de un alma
Se echaba al suelo
Víctima de una extraña malaria
Yo me recordaba con nostalgia de los placeres
De ese hombre que era
Al dar los primeros pasos.

Después oía
Ese inamovible número de los programas festivos
La banda recorrerá las principales calles de la ciudad tocando himnos marciales.
Mis ojos ahora se tornan al fastidio
Iluminados como nunca
A costa de no percibir los contornos de los objetos
Mantened esa malaria
Que se pierde en la profundidad de tu corazón.

Siempre he visto que la sombra
Es el peligro inmediato del hombre
La sinrazón del objeto que pierdo con premeditación
Buscadme en esta noche
Que hasta oigo el crecimiento de las plantas
Ese ruido inefable del alma
Que parte a la soledad.

IV

Amo esa bella autómata
Que está junto a mí en el interior de un tubo
Y por cuyo amor
Comprendo la cinética de los gases.

La pequeña luz quo es entonces mi cuerpo
Que está pronto a esparcirse hacia las paredes del vidrio
Deja sus tres clases de labios
Y parte como nunca a interrogar la cabeza de la luz.

No sé si soy el vidrio o el corpúsculo imantado
O más bien como lo sospecho el destello del relámpago
Pero esta bella autómata es ella
Y es mi amor
Y es de seguro que yo parto a la tormenta.

Siempre el alma vive adherida a un reflejo
A un pequeño insecto que se desboca
Que hace la admiración de los hombres
La tortura de mis sentidos.

Cualquiera que sea la palabra del reconocimiento
La frente perseguida por la lluvia
Yo me perderé en los planos de la gran pirámide del amor
Junto a ti
Mi bella autómata.

VIII

Lo atraviesa el   alma   fusionada con tres imágenes
De un caballo un negro y un   espejo
La sangre forma su nube en el cielo
Se precipita de súbito sobre los techos
Habla claro a los hombres.

Yo vivo como una excrecencia del cerebro
Me hundo en la noche igual que un elemento infaltable
Digo "vamos a hacer tinieblas"
Y empieza al punto a retirarse la luz.

El ser baja entonces sobre sí mismo
Toma posesión en la parte más alta de la sombra
Ay! se ve la muerte iluminada a pesar de la bruma
Se está despedazando en el espacio.

Otras veces toma los instrumentos de la velocidad
Va por la luz
Tengo el corazón desencadenado
Ay! desaparecen de súbito mis carnes
Soy la metamorfosis   a vista y paciencia de los hombres.

Si tú vas por el amor llegaréis   al amor
Si yo voy por Ondina llego a Ondina
Pero es siempre mi corazón y mi cerebro
Expuestos a la soledad.

Eliminando los párpados hay vacío.

X

La luz venía hacia los objetos
Que esperaban sentados en sus sillas.
Ellos eran víctimas de la angustia
Del que espera que de súbito todo se haga luminoso
Eran como el disparo retardado.

Salid al viento me decía removiendo mis ojos
Todo aquí será sol y estrella de tu corazón
Tú partirás hacia el Este hacia el Oeste
Cubrid vuestro cráneo con lanas que ya viene el frío
Y su amor también relampagueaba desde su perfil hasta la punta de mi nariz
Yo era feliz en mi tortura.

Entonces como si todo fuese poco llegaba un vendaval
Un gran vendaval
La luz en el techo (por primera vez vi la luz)
Caía en el centro de la pieza
"Tú debes partir hacia el Este hacia el Oeste” eso oí
Entre tanto exceso de luz
Y el viento siguió arrasándolo todo.

Hoy que vuelvo a la mañana de este día que empieza a ser mío
Comprendo que si la luz ofrece sus razones de existencia
La sombra es mi elemento
Tal como el agua pertenece al pez
Sin discusiones.

XII

El alma es la nebulosa que circunda el cuerpo
Un día se dispone liberarse
Y parte hacia la nebulosa única.

Esto me hace comprender
Que no hay dualidad de vida y muerte
Hay sólo desaparición momentánea de formas
Y el ser permanece como en un sueno
Hasta que un día por encantamiento
Recupera su vida anterior.

Partir a lo desconocido y morir en lo desconocido es mi deleite
Jugar con la soledad por terror a sí mismo es también un destino
Marchemos sin embargo con el corazón sonriente
Con el placer creciente
Del que se da cuenta que su frente está iluminada por los relámpagos
No esperemos del amor sino la satisfacción del peligro.

Entrego mi pecho a la nebulosa sangrante
A la nebulosa que hoy es una bola de fuego
Abismado de sí mismo
Alerta de la muerte
Que me lanza al infinito
Parto a lo desconocido
Muero en lo desconocido
Así
Por deleite.

XVII

Sus instintos ascendieron entonces a un campo
Dominado por la idea exclusiva del amor
Había razones que los hombres no comprendían
Esas que en mi pecho eran como fuego celeste
Rodaban de izquierda a derecha
Sin llegar a saber que la luz asía sus raíces en el amor.

En el espacio su pensamiento dejaba huellas inefables
Los amigos en vano deploraban su destino
Se marchaba tranquilo hacia la soledad
Y en su mirada se advertía la nostalgia
De una vida más luminosa que su misma frente.

Cuando su pensamiento llegaba a la lengua
La ciudad se desbordaba
Y por ese tiempo los hombres se dejaban
Seducir por la infamia.

Yo fui directo a su corazón
Sin la suspicacia de un pensamiento interesado
Creía con firmeza en la trascendencia del cuerpo
Mi corazón era ingenuo.

Quizás porque camine prisionero del alma
Atento de las palpitaciones del conocimiento
He de seguir llorando por una muerta
Conocida sólo en el sueño
Así por adhesión a mi instinto.

XX

En aquel tiempo las tropas alemanas
Se paseaban triunfantes  por todos los suelos de Europa
El relámpago eclipsaba los cielos de su corazón
Había un amor que iba hacia lo desconocido
Y sin saber por qué la ola quemante de su cerebro
Fue el blanco de un pensamiento despiadado.

Recordar ese amor en las más terribles noches
Con la angustia simultánea
Del contraste de la luz y la sombra
Tal ha sido la locura
De ese hombre que consumía su alma
En la llama del orgullo.

La imagen ha persistido sin embargo
Pues su corazón sabe
Que a tres metros de su muerte
Esa misma frente que fue azotada
Por el mismo relámpago de las tropas alemanas
Estará a la altura de aquel que no hizo de su vida
Sino un gesto olímpico
Y sus espaldas crecerán vertiginosas
Mientras la luz (yo adoro la luz)
Irá huyendo de la pupila de mis ojos.

XXVI

La desconocida sale del fondo de la calle
Como una vez salió del fondo del lago
Su corazón se reconoce a sí misino en mi propio corazón
La llama gira dislocada por los cielos
Semejante a los despojos de luz que suelen
Encontrarse en plena obscuridad
No por olvido ni por infamia
Sino porque es ella la desconocida
La que un día saltó del fondo del lago
Hacia mi ojo.

El oído me dice que es ella
Y yo   lo creo
Como   también comprendo
Que estoy a punto de saltar sobre una corriente de éter
Ay! estoy en el fondo de las cosas
Y el ácido me tritura la parte más alta del cerebro.

Se dejará que una vida que nunca será la mía
Nos separe
Y estoy por eso sangrando
Sangrando de lo más íntimo del ser
Con o sin razón no puedo liberarme
De las páginas más negras de la tormenta.

Ella pasará con su corazón
Que se ha reconocido en mi propio   corazón
Pero ya nunca más volverá al fondo del lago
Diciendo yo "es eso" "es eso"
La  bella desconocida

XXX

Y sin embargo yo entro en la noche
Como a una habitación demasiado conocida
Oigo el espirar de extrañas membranas
Que pretenden asediarme ultrajarme
Sin sospechar siquiera que estoy en el secreto
Precisamente en el límite que separa la noche absoluta del día absoluto.

Entonces ella pasa vestida de finos tules
Con lujo con resplandor
Y al punto le digo
"Es ella mi amor la que camina
Con la elegancia de las aves zancudas"
Y ya no nos atrevemos a desafiar la noche.

Para quien lo diga pensando en el más angustiado de los días
Para quien haga de su vida un líquido
Entregado a la turbulencia del sueño
Ese comprenderá porqué mi cerebro ordena
En forma tan despiadada a mi corazón
Porqué se llega del orgullo a la violencia
A la reverberación de las manos lanzadas al espacio.

Tengo la obsesión de los líquidos
Como en una edad ya olvidada tuve la obsesión del espacio
Pero entonces no pesaba sobre mi frente el lastre de la sangre
Ni sabía lo que era pasar de los flancos del bien a los del mal
Era un ángel que no necesitaba de la videncia.

Lo sé comprendes lo sé
Abrid por eso el ojo al vendaval que pasa
Estoy sangrando sangrando
En el corazón de la noche absoluta.

 

XXXII

Esta substancia que uno capta
Al enfrentarse con la noche
De seguro proviene de los residuos del terror.
Me comprende en cuerpo entero
Como un monstruo azotado por el mar
Lejos de toda consigna de toda tranquilidad en el amor.

Pasamos por lo mismo
Con una singular preocupación que agita la lengua de la angustia
Sabiendo
Que el misterio de las ciudades es superior al misterio de las selvas
Se detiene transfigurado
A causa de la noche que lo invita a la más terrible pelea
Y está ahí desolado
Con su pensamiento
Semejante a una burbuja desprendida de la eternidad.

Me sostengo en el vuelo de una imaginación dislocada
Me obstino en la fuga liberada del interés
Estoy frente a la muerte
Y sonrío por el cielo
Pensando que mi alma
Nunca más oprimirá las expectativas del cuerpo.

Salgo y entro en las ciudades
Me sujeto a la substancia de la noche
Estoy por el sueño
Por el misterio de las ciudades.

XXXVIII

Estoy desamparado
A punto de abandonarme a la suerte de un oleaje
Que ha sido siempre el blanco de mi desprecio
Pero entonces el otro yo que hay en mí
Coloca el revólver sobre mi corazón.

Estoy llano a la soledad pero no a la infamia
Hay siempre algo que nos purifica
En la hora más cercana al naufragio
Se eleva con una peligrosa proximidad al cielo.

Elegido de entre una multitud de locos furibundos
Es posible que el amor aún mantenga su llama
A pesar del líquido amargo que ya circula en sus venas
Y de la sombra que se avecina con pasos agigantados
Sobre el párpado más vigilante de la noche.

Si a veces soy cruel
Es porque necesito poner en evidencia una vida
Solamente alimentada con la espina más sangrante del peligro
Desposeído atormentado
Ay! nunca llegaré a la torre del reposo.

Sobre ti recae amor la responsabilidad
De este ser que soy yo en pleno año 1945
Nadie sino tú en la mirada de la más bella desconocida
Deberá sostenerme del vendaval desatado en el desierto
Que va
De lo profundo del cerebro a lo profundo del corazón
Os reconozco en ti amada Esfinge en ti Ondina
En ti inolvidable Mandrágora.

XL

Estimulado por una desconocida fiebre
Un minúsculo ser aprisiona mi pensamiento
Se compone de  fragmentos de sueños
De la excrecencia de un cerebro bañado en las profundidades del conocimiento.

Ese que pretende la unidad
Es cruel porque la crueldad deriva de la altura
El ser bondadoso se arrellana en mi corazón
Descompone la unidad.

Tengo la sed palpitante de los perdidos en el desierto
El vendaval metafísico ha despojado las carnes
De su bella estructura
Reniega de la trascendencia de su pensamiento
Reniega de la trascendencia de su cuerpo.

Habla de la familia
Como de una familia que empieza y muere en él
Ha jugado tantas veces con el incendio de su corazón
Morirá un día de otoño bajo la niebla
Su corazón será un incendio.

Cien años después de su alma errante
Encontrará un triste adolescente llorando frente al mar
Estará a punto de inducirlo al misterio
Llorarán juntos los más desconcertantes objetos.

A la mañana siguiente
El gallo gritará sobre  su oído inconmutable
Os dirá
"Estoy yo en lo uno estás tú en lo uno"
Y enfurecido sentirá horror de sí mismo.

Llega la hora señores
Llega la hora para mi corazón angustiado.

XLIV

Volvamos al amor nos dicen
Estamos por el inundo inteligible
Toda furia de hombre y de mujer pasa
Desaparece a la presencia de los cielos.

Si yo os digo que voy hacia ti bella desconocida
Es que en el acto de posesión estoy más allá de ti
Es que estoy en la idea de ti misina.

Bien debes recordarlo
Un día os dije que nos reuniríamos en el sueño a tal hora y en tal lugar
Tú has cumplido tus promesas y yo las mías
Tal como se cumplen las maldiciones.

Volvamos de nuevo a lo esencial
El amor o es materia o es alma
Detesto las dualidades como lo indeterminado
Yo os amo a ti bella desconocida
A ti bella desconocida porque deseo la idea de ti misma.

Cuando nos dimos la cita fue acto material
Cuando nos encontramos en el sueño fue acto material
Cuando tú sonreíste fue acto material
Cuando por el amor se hizo la luz en el Universo fue también acto material
Sólo pudo existir el alma por desplazamiento del sueño
Por angustia de la estrella por angustia del corazón por angustia de la propia alma por angustia de la
                                                                                                                                           unidad.
Has sabido mantenerte a las expectativas
Has existido a expensas de los reflejos de mi pensamiento
A costa del exterminio de mí mismo
Porque a medida que yo desaparecía tu presencia se hacía visible en el mundo.

Recuérdalo bien
Tanta angustia tanta alma tanto corazón tanta lágrima
Para hacernos definitivamente inteligibles.

 

De La noche al desnudo, 1945