EL LOBO HABLA A SUS PERROS

Miradme soy increíble como la noche
Tal vez porque a mi cerebro
Han descendido hienas en larva

Ellas se han mantenido
En esas tristes historias de la infancia
Con la furia del hombre que ha hecho
Del orgullo el aire mejor respirable.

Estamos perdidos con los amigos
En la misma podredumbre
Reímos
Hemos abandonado a nuestras novias
En un festín de perros degollados
Nubes del amor, nubes de la noche
Restituidme a las fáculas ardientes de mis sueños
Para no oír el ruido
De la maldición que sube a los labios
Y ser un tanto más negro que la calumnia.

 

De Cataclismo en los ojos, 1936