LA MEMORIA PROHIBIDA

Traed pronto los útiles
Y empezad por las uñas.

A su bella garganta las agujas
Que circulen venenos agrios
A través de las venas
Que no desmayen las risas diabólicas
Ni el fierro incandescente
Sea quitado de su esfínter.

Bien lo sabéis que los hermosos criminales
Aman la seda
Que sin embargo sus ojos
Toman una actitud de espanto
Lavadlos pues con aguas puras.

La muerte es conducida al encantamiento
Ella reconoce sus propias huellas
Sus primeros pasos
Con qué música destaparéis su cráneo?

Bien lo sabéis
Los amantes mueren por el oído

Ved el encantamiento
Admirad sus ojos
Fascinados por el terror

Sus labios deliciosos.

 

De Las hijas de la memoria, 1935-1940