LA MEMORIA PERMITIDA

Adoro las catástrofes interplanetarias
Las ciudades extrañas
Amenazadas por algas carnívoras
Sus repentinas aniquilaciones
Mientras oigo ese sonido horrible
De la luz que pasa a través del espacio
Y que es puramente la memoria.

Digo esos seres visibles que transitan
Amparados por el sueño
Digo sus pisadas
El calor de sus rostros.

Porque ellos entonces se iban se doblaban
Giraban en la bruma
Y como el cielo volvía
A sus antiguos límites
Se supo que el Espacio moriría
Entre dos paredes confusas
Y decididamente devorantes.

 

De Las hijas de la memoria, 1935-1940