EL LEBREL Y EL SONÁMBULO

El más negro vuelve la cabeza
Los racimos hunden sus preciosos dedos
La amenaza los peligros del cielo
Bajar la cabeza como se bajan las mareas
Su prisión negra
Oxidada por trajes de novia
En el mismo sitio seguir por no alcanzar los deshielos
Merced al cogedme
Clavad el puñal en la córnea

Así
Una noche bajarán todos los reptiles
Si una lejana sombra puesta sobre otra sombra
Como el vaso que salta en los ojos
Como la llama despedida por pájaros antidiluvianos
Por tesoros escondidos sobre rostros helados

La selva custodia la fuente de la lepra
No es otra mano descarnada su árbol
El arbusto que florece calaveras
Para que su milagro
Descuartice un sonámbulo

Un rebaño de lámparas desciende a sus ojos
Bebed de las buenas miradas
La esponja humedecida por la sangre
Salirse de las vestiduras de ojos
Sin necesidad
Llegad por las vías respiratorias.
 

De Las hijas de la memoria, 1935-1940