LAS PEREZOSAS



I



Son tibias turbias y viciosas
Buscadas a nubes a labio a insomnio
Un jadeo una voz cruel
Y hasta una historia para el ramaje impenetrable
Semejante a ese mar insensible de las alucinaciones.

Son tibias en las tardes
El aliento rodea el seno
Que es como una nueva historia
Que es el párpado que endurece
Y que yo mar el cielo expuesto a las perversiones
A la soledad, bruma, saliente muslo
En fin como un cisne que mira su propia caída
Y que yo adoro.


II



Ahora ellas  escupen sus manos
El árbol gigante alrededor de los senos
Hormigueante la voz
Recogidos los muslos
Y aguas espesas les sacuden
Las carótidas.

Sus deseos bajan suben a la frente
Una araña sacudida en el aire
Que es su instinto
Renacen puras, olvidadas y bruscas
El rostro persistente
Movibles los ojos, ahuecado el esfínter,
Negros sus designios
Por el amor ellas se buscan.

Tienen sed, el diente salta,
A partir fantasma
El ojo dormido, adherible al vientre
Luego a sus pestañas
Apretadas bien al árbol, mal sus ropas destrozadas
Se hacen ellas buscables en el sueño.

A mí el amor
Contraía lenguas oscuras de la memoria
Optaba luz, delta, abría la existencia
Comer reír ahorcarse
Partir retrocediendo frente a un espejo
Amarse sin tregua
La libertad.

Yo tenía aun pasables luces abridme los labios
Estaba muro
Puente deseable
Pasaban sin embargo a la luz sueltos los miembros
Reían hostiles hastiadas
Amándose directamente
El ojo al alga
El alga por brazo
Mucho más deseables que el estupor.


III



A mí el amor


Contraía lenguas oscuras de la memoria


Optaba luz, delta, abría la existencia


Comer reír ahorcarse


Partir retrocediendo frente a un espejo


Amarse sin tregua


La libertad.



Yo tenía aún pasables luces abridme los labios


Estaba muro


Puente deseable


Pasaban sin embargo a la luz sueltos los miembros


Reían hostiles hastiadas


Amándose directamente


El ojo al alga


El alga por brazo


Mucho más deseables que el estupor.


IV



Las tibias las turbias las viciosas
Las envenenadoras las adorables
Las adúlteras las coléricas las raptadas
Estáis ahí todas en vuestros residuos en vuestras almas
Os amo
Marcáis vuestras huellas digitales en la carne
Levantáis los pómulos las arrugas el vientre
Seguid caed moved la lengua
Yo os amo yo caigo yo miro caedme
Yo puente yo muro yo soledad
Yo en este castillo adorable
Salvadme.

 

De Las hijas de la memoria, 1935-1940