Tendría que existir un pensamiento
Formado por el ruedo de un vestido
La ola de embriaguez de un mundo vivo
Un glacial magnetismo
Para que yo siguiese aun viviendo
Viviendo esta hora actual llena de soluciones
Adormecidas como párpados sin lumbre
Viviendo este sueño enfermo
Donde calculo que alguien hace sombra
Sobre la llama de los orígenes
Un alguien colosal sin dimensiones
Que habita la esperanza de todos los días
Que desnuda su pie felino sobre el pasto
Abre las grietas húmedas
Y llena de hondor el cuarto de las horas
No vivo no puedo vivir sin el aspecto
No puedo descender a otro abismo que no
sea
El abismo donde cantan las sirenas
Hastíos armoniosos que han vestido sal
marina
Para así por mucho tiempo retenerme en
esta espera
En esta espera inquietante que jamás sube
Hasta el cuello de las aves navegantes
Que jamás descuella que no se hace ni
corriente
Ni pescado ni ilusión de torrentera
Que en nada se convierte
El país vacila entre sus garras
Mi país que he visto coloreándose de pena
En una torción de celo y verde musgo
Mi país que ha hecho lo posible
Por amar la cuarentena a que lo tienen
constreñido
Y esta esperanza sin otros náufragos
que los pocos
Que han caído como frutos inmaduros
Sobre el rígido silencio de los mares
extasiados
De los pocos que han llegado a delirar
Pensando que la guerra rompe el ritmo
de las aguas
Esta esperanza ya no es una esperanza
Es la perla del deseo el encanto que el
amor
Hecho tormenta sobre el sol desencadena
Ansias de llegar a algo ansias de dejar
de ser lo mismo
Y la esperanza cuando es esto no consuela
Quema.