EL CUERPO FASCINADO

I

Los canales cerebrales
Que develan su almidón
Absorben una influencia inagotable
Como ricos de un terror imaginario

Poseídos por la férula de lámpara de mar
Los canales donde vagan sibilinas salamandras
Disueltas en un liquido concreto
Como rostros en olvido
Testimonios de jaeces olvidados
De enloquecidos números saltando las murallas
El silbido la pasión o la derrota

El paso de una cebra en el hastío
Motoriza los arroyos
Devuelve las imágenes al labio
Conduce sus pastores a un famoso mimetismo
Con el ángel de la dulce gelatina

En el cerebro de este líquido dormido
Donde pasan, tan desnudas como sábanas abiertas
Las miradas de los seres más alegres
Allí mismo yo he aprendido a divulgar la semejanza
Los ecos de unas lámparas glaciales
El conocimiento de una ebriedad completa

El brillo de una cebra
La química dorada de sus verdes cafetales
El rostro de una negra
En la apariencia que ondula hasta el exceso
El calor de un cuerpo
Pliegues fascinados
Puras jóvenes aladas
Dominan la paciencia del desierto

II

Si de cansar el rostro en una espera
Un sexo me separa de mí mismo
Si de salir no entro en el espacio
Me sirvo de mis propias costas ciegas
Para hacer un punto más en el abismo
Qué nube sin caudal dirijo ahora
Qué nube torturada por un célibe silencio
Me ata a lo que soy en la apariencia
Me inunda de controles
Me corta la mirada los alientos
Qué nube interesada por la boca
Me impide un loco salto hacia lo abierto

Acaso un solitario sol de naipe
Acaso un merecido sol de mierda
Acaso una sangría
Un bólido de gritos en el aire cabelludo
Todo eso puede ser lo que me ata
Al hombre y sus costumbre
 A esta luna pulmonar de sangre
A este mar que hilvana un grito en mi garganta

La soledad se extiende se convierte en pulso
Sus venas son los hombres
Yo digo que son mares sin veleros
Espejos sin ausencia
Donde hay un corazón cogido al vuelo

Las aves atraviesan el pelaje
Se fijan en los ojos como helechos
Son sombras de una pánica sonrisa
Las aves que transcurren como ondas
Como sienes
Como lenguas
Las aves son las siembras de una mano evaporada.

 

De 41 Poetas jovenes de chile, 1941