LAS MANOS

a Alfred Jarry

El viajero que no se defendía de atravesar un puente en llamas
Ronda sin cesar al perro que él esperará
Las piedras no son sino al romperse a su vez
El día y la noche dan vueltas en los árboles
Este que le maravilla con su espejo es un pájaro de tela.

Él ha perdido su linterna en la superficie también
Mientras se encanta con sus ojos hace fuego
Y da caza a las caricias
Sin embargo.

El grito, el grito va a posarse en su cabeza
La cabeza de paja, cabeza de cabellera de alas
Y pronto bajo el marco de nieve
La alondra que hila marcha a su lado
Y la nieve cae al hemisferio
Entre las hojas.

 

De Los campos ópticos,1938