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Soñaba que en una punta de cielo, hacia la cual yo miraba, podía advertir claramente un poema, reproducido en ella, en moldes encantados. Letras flotantes sobre nubes que aseguraban buena primavera.

Se quema el pie de las venados

un guante que ellos han perdido

el  licántropo bajo el faro

Descontado el tejido propiamente dicho, multitud de palomas mensajeras daban vueltas en torno, en encantadoras formaciones que picoteaban los cerezos que están a mis pies. Un fuego consumía aquellos rebaños. Arthur Rimbaud, exclamé descendiendo, ¿no es posible que te retuerzas en el fondo del infierno cuando no importa cuál de tus secretos ha sido descubierto?

 

De René o la mecánica celeste,1942