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Esta hora inútil, cuando nombres desconocidos están escritos en el cielo, todos ornados de plumajes multicolores, soliendo parecer caravanas de pájaros viajeros; es la más sola, yo lo sé, y la única que yo escojo de ese fondo, donde sus compañeras fantasmas, muy desnudas, aunque ellas no han abandonado sus medias rojas ni el negligé de cristal que las hace más visibles.

Algún día me será concedida la gracia de contemplar ese cielo luminoso, sin el deber de abrir en el acto mi sombrilla, cuyo mango está compuesto de articulaciones de langosta, debido a la copiosa nieve que atormenta la mirada. A través de ese toldo todo cambia. Los rebaños de pájaros han sido reducidos a una existencia de huso; aunque su actividad no disminuye. Me maravillo de los claros-obscuros que ellos tejen sobre el iris, y de las innumerables dalias-estrellas que arrojan al mar, una tras otra.

        Cuando la noche ha llegado, los anillos de aire que ellos habitan, se abren mostrando al viajero fascinado interiores tapizados de diamantes

       

Viajero, yo te aconsejo que retires las redes que has tendido en los árboles. Porque de lo contrario serán reducidas a serpientes hambrientas que te devorarán. Un carro de diamante arrastrado por palomas mensajeras te  conducirá a través de la costa, desde donde te será posible contemplar el fino tejido que ellos hacen, preparando la edición del día próximo. Esta vez escribirán en moldes de cabellos entrelazados y coronas de fuego, lo que adivino:

       

Sobre los Espejos Batientes
se quema
El pie blanco del Venado
Cuando ha perdido un guante
de llamas

 Sin vacilar el caminante hunde su pie en el agua, y sigue la ruta que le indica el texto del cielo. Si las nubes resplandecieran él no sería más que un punto de carbón ardiendo en el vacío, un carbón de artificio que se desgrana sobre las olas de un océano magnético. Que esa ceniza sea un lastre que abandona, para que el cielo le sea más leve. En los bosques ardientes, el plumaje de la estrella-cabellera se balancea en el follaje de las magnolias, y el arcoiris gira sobre las últimas fuentes, engastado en abanicos voladores, que si bien no logran encantar las alas del milano, baten como sombrillas de encaje de coral que el gran viento deshoja sobre el océano.

El prisma que yo conducía al ojo, hacia 1938, transformaba tu sombrero rosa en el corazón de la esfinge, y tu pequeño guante de tela, en un bouquet de cabellos sin fin, al fondo de un fondo magnético.

Me había habituado a esa ruta que solía conducirme a una segunda vida, que yo designaba con el nombre de sistema “afectivo-ilusorio". Con sólo colocar ante la vista un prisma de cristal, la naturaleza comenzaba a jugar un rol mágico.

Ejemplos:

JARDINES PARALELOS

La que cruzó las playas de la Guayana a suerte de aurora
Hilaba entre dos alas holandesas
Un bouquet de sol fatal de papel
Estrellas que caminan a la zaga de un impenetrable
En los ojos de la desconocida cae un frío de cambios
Como unos pies sobre un espejo de balanza
Acunan las estrellas sobre la escala de rocas
Donde todos los peldaños han girado.

Como los pájaros de las Tempestades
Que sueñan con el talismán de los vigías
Con frutos de heredero donde cae el sol más puro
En recuerdo de la misteriosa
Que atravesó las costas polvorientas

ULTIMAS ROCAS

Cuando los últimos estorninos han muerto en el kepis
Sus picos escriben el nombre de las alas
En la más altiva de las puertas de nieve
Que ha caído en derrota sobre la entrada al desierto
Contra la sombra de perfil
Ellos abandonaron los follajes de fuego
Y se diluyen en la red de la costa
Cuan en el fondo de rocío
Sacuden el panorama de esmeralda
Que ellos hacen ciego.

En medio de la calle yo gano la esquina
El sol se ha diluido en el cielo de verano
A lo largo de los cristales y las miradas
Yo llevo mi mano a mis labios de tela
Cuando río del calor de la sangre
Y del juego de las risas sin gestos.

 

De René o la mecánica celeste,1942