EN LA CUERDA FLOJA
Negra sal esparcida en la franela del mes
Es el té que cae de un impacto
Que no tendrá su precio de carbón
Que se repetirá por mil y por mil entre las Guayanas
Para eso no obstante un impuesto es un día de júbilo
Un rostro como el caucho más anciano
Y la alfombra de la calle son ojos de federados
Desde hace tanto tiempo piden un gesto de coral
Sobre la marcha al punto sus pies son mostachos perdidos
Para ellos comienza el verano de la costa
Para quiénes recién en la hora
Llega la costumbre de aguardar
Para quienes a lo largo de las cifras
La araucaria es por hoy una caña de sal
Que estalla en las vitrinas alquiladas.
En el punto más alto de una escalera en la cima
El gesto de un desconocido que desciende
Contra esos muros él no es más que una palabra de sostén
El punto único de un servicio militar no en vano
Como el pan en el bolsillo de un viejo guardapolvos
Que se conserva como un naipe sin fijar
Al caer la noche él es el punto mayor
Él desconocido que fuma en el techo de la provincia
Y llama a su mujer desde el charco donde él se balancea
Las perillas de las puertas llevan guantes de tabaco
Que cambian al mensajero a quien más niegan
Y aún en el tapiz de hojas muertas que cubre el piso del verano
Hacia la costa.
De René o la mecánica celeste,1942 |