LA NOCHE REPRESENTATIVA[1]
 
Aves desposeídas y océano que todo amaban
Que velas negras roncean la memoria
Un perdido resplandor barniza el cielo
Con su alquifol su pira su púrpura de almártaga
Sus pedernales que salen del rehén de las esfinges
De extrañas bóvedas caen los ojos y los pies
Y una lluvia de azores blancos de todo fósforo
Acongojantes rayos buenos como faláricas
Escritas para la miel y el serpol y el río helado
Y el terror y el murmullo y la quimera
Y el serinete los canarios caían
Mudos de unos papeles de cristales caen
Gargantas manos cegadas atraídas
No se insertan figuras al torrente amarillo
En provecho la pura sed de cera y sangre
De redoma y de lecho la estrella de arroz
De azafrán los lobos y castillo secreto individual
Espera el buen litargirio de las lúas
Las fumigaciones de la nieve al espacio
Al sol al anillo para todo el silencio
Son reos de pórfidos ventanas
Dones naturales y otra aleación de espera
Según el mundo según el placer y todo
Los descubiertos error según el cerco y cerca
Del amor en su plan de reductor profético
Por mandato de alguien que guarda
Que presiente sus ideas en peligro
Y que todo abandona entonces por reserva
Por dejar vivir algunos peces domésticos aún
Que tu sombra los tiñe de placer.


[1] Publicado también en “Lectura de Poemas”, folleto publicado con ocasión de la primera aparición publica del grupo Mandrágora, Santiago, Julio de 1938.
 

De El mundo y su doble, Ediciones Mandrágora, Santiago, Chile, 1940.