EL PIE MARINO

Si empiezas con orden de cuerpo
De buque arrebatado
Ninguna medida de puente transparente
Le hace visible en fantasía y porvenir
Ninguna estatua reemplaza a ninguna persona
Sobre tu cuerpo
Que no mira con mudez a ningún mar
Con vida diaria y aire de color
De luces cuando tú partes
O cuando los puentes se reúnen.

Entonces fuego mío
Entonces desfiladero del pasado
Entonces voz isleña
El rostro se arroja entonces.

El rostro o su alma o su garganta bella natural
La que es pasiva y la que habla del sueño sin amarlo
La que habla de la nieve sin fundirla
A cada hombre sus ojos
A cada realidad tú correspondes isla.

Tú alumbras estanque y haces ahí
Vivir sin la ciencia de caminar vestidos
De amparar evasiones
O en un sueño en defensa del amor.

 

De El mundo y su doble, Ediciones Mandrágora, Santiago, Chile, 1940.