A MERCED DEL SUEÑO

El mar quemante
Todas sus costas son de hielo.

Ahí se apaga
El fuego con delirio
El nombre con memoria
Y se sueña
Con tormentos del día.

El mar quemante
En una representación misma
De piraguas
Detrás de su pecho
Su cabeza es un corazón terrible.

Su amor está en el día
Como el tigre en la calle
Con sus ojos de grisú.

Todas las costas son de hielo
Su cabeza misma es de hielo
Su amor es lúcido es fascinante
Un paso más y el amor se cambia
En memoria terrible
Aún en orgullo en olvido
La que se ve lo que se escucha.

En pleno fuego
Es un ser humano
Es una gaviota humana
Con su frente intacta
En pleno aire
Es un ser humano.

 

De El mundo y su doble, Ediciones Mandrágora, Santiago, Chile, 1940.