VII

Y ahora la luz que sale de adentro del cerebro
O de la estrella oculta en su hermosa cabeza
Esa que le anuncia el más terrible designio
Y que termina trizándose
En la herrumbre del pensamiento
Un paso más hacia la muerte con sus ojos embellecidos.

El pensamiento se me cae a pedazos
Lamido por la inmensidad de los cielos
Aplasta con el aire a sus pájaros.

El prisionero recupera su libertad
Las lágrimas se han roto
Pero ahora es el tiempo que juega su última carta
Sin lamentaciones ha perdido
Para caer en lo inmutable
Precisamente en la eternidad.
 

De Los pordioseros, 1987