III

Una vez más vi a la mano enguantada
Y también en circunstancias particulares:

Fue una noche en el Cabaret Las Flores del Mal
Adonde había ido a presenciar un espectáculo de alta magia
Con la actuación de un mago que hacía toda clase de prodigios.

Bien ubicado vi como las cortinas del escenario se descorrían
Y aparecía el mago junto a una joven muy hermosa saludando ambos a los espectadores.

Sobre el escenario había una mesa, una silla sobre la cual yacían muchos aros, naipes, un serrucho, tres
                                                                                                         palomas y dos conejos blancos
También habían una gran caja de madera y una especie de ropero con una cortina.

Redoble de tambores y el espectáculo va a comenzar
Pero entonces de pronto salta sobre el escenario la mano enguantada
Toma los aros y los lanza al público haciéndolos caer justo en las cabezas de los espectadores sin
                                                                                                                               herirles
Enseguida señalando al público de la primera fila de espectadores los hace desaparecer (no se sabe si se
                                                                                                         les ha vuelto a encontrar)
Más adelante hace cambiar al público sus anteojos y dentaduras postizas
Los espectadores ríen a carcajadas al ver las muecas que hacen entre ellos
A una dama con una cabellera rubia platinada
De un solo golpe de mano se la transforma en negra como el azabache
A otro toque todos los de la sala se transforman en negros
Y el público ríe y ríe mirándose entre sí
La lista de prodigios continúa hasta llegar al número final.

Ahora la mano enguantada toma a la joven ayudante y la coloca en posición de levitación
Después la introduce en la caja de madera, que cierra
Y con el serrucho empieza a hacerle cortes
A la altura de la cabeza, del tórax y de las extremidades
La sangre y restos de vísceras empiezan a salir de las hendiduras de la madera
Es un espectáculo espantoso, criminal
La mano enguantada saca del interior de la caja los trozos sangrientos del cuerpo de la joven
Y los muestra al público
¡Aquí nada de juegos de espejos y otros trucos!
Luego después los coloca en el ropero cerrándolo con la cortina
Y la mano enguantada comienza a deslizarse por el paño
Hasta que de un golpe descorre la cortina
¡Y la joven ayudante, sonriente, sale caminando!
El público aplaude a rabiar
Mientras el mago titular del espectáculo -creyendo que es a él- agradece con grandes reverencias.

La mano enguantada se ha escabullido por entre el cortinaje.

 

De La mano enguantada, 1987