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La cabeza, la inteligencia y la razón constituyen el primer paso en el ordenamiento del paño
Pero lo que cuadra en el día la razón
En la noche lo descuadra la locura.

La primera piedra en un edificio la deposita la razón
La última la retira la locura
Los más hermosos pisos son los que no se construyen
Uno lo sabe
Las mejores puertas de escape las proyecta la lógica.

La razón tiende a empalar la mano
La locura la flexibiliza.

Fría como la lógica y caliente como la locura
Lo concreto pesa igual que lo abstracto
Lo imaginario igual que lo real
Yo amo los números irracionales.

Casa ideal de la Mandrágora es la subterránea
O la que se construye más allá de las nubes
Pero siempre con pasillos y laberintos donde pasean alfiles
Y montar torres a caballo por sobre peones arribistas
Hasta llegar al sitio donde el rey y la reina se hacen el amor
Todo bajo el juego de espejos repletos de fantasmas y de leones
Casa secreta en una ciudad secreta con poesía secreta
Casa y ciudad de la Mandrágora.

Aquí el árbol está razonablemente bien plantado
Con su tronco, sus ramas y sus hojas en orden
Bien nutrido, tranquilo ¡Cuidado!
Los leñadores también se trastornan.

 

De El árbol del pensamiento, 1987