XXVI

La cabeza contra el muro del silencio
Desvanecido sin esperanza
El espejo tras largos años
Sin mirarse
Le ha revelado una cruel realidad:
La realidad física y metafísica de ese rostro
Que le ha hecho exclamar aterrorizado
"¡Ay, ya no soy el invisible que tú conociste!"
Comprendes, comprendes
Aún sin esperanza alguna
Y después de haber perdido definitivamente
Su extraña identidad
No obstante que su alma permanecía intacta
Fulgurante más que nunca
Lo que le impedía precipitarse al vacío,
Que innumerables veces le había llamado en alta voz
En tanto su cabeza
Era lanzada contra el muro del silencio.
 

De El acerbo imaginario, 1991