XXII

Los porfiados hechos le han arrastrado
Al interior de los vasos comunicantes
Donde ahora el juego es conducido
Por el amor y el odio.

Una palabra basta para cambiar el color
Sea del rojo púrpura al blanco absoluto
Y ahora ya sí se sabe
Si la muerte es un alejamiento de la vida
O la vida la terrible serpiente que cambia de piel.

Busco el rostro más amado
Que sólo me lo retorna el sueño
Con los ojos bien abiertos
La vigilia le ha convertido en piedra.

Y de la indiferencia se pasa al odio
Entre los líquidos que se mezclan
Y buscan su altura para igualarse en el cielo
Que sólo la alcanzan el amor y el odio
Pero sin dudas
En el fondo negro absoluto
De la copa que sangra.

 

De La pareja real, 1985