XXV

Utilizas los vasos comunicantes al igual que palomas mensajeras
Para saber que el amor entra por una oreja y sale por la otra
Para mostrar que eras lacónica
Amiga imperturbable de la geometría.

Te dejas llevar por el arrebato pero vacilas
Cuando el corazón se agita como un pañuelo al borde del mar
Al filo de un cuchillo que divide los cielos
Desde donde cae la eternidad convertida en pequeños granos de arena.

Es la leche ácida del amor la tubería del amor
Más absoluto que un cuerpo esférico
Sobre el cual tú llegas a ser el acróbata
Que se hincha de espanto
A la salida de la luz fulgurante
A nivel del ojo interno
Que hace parecernos a sí mismos
Y el uno al otro.

 

De Zonas eróticas, 1971