LVI
Pero sus lágrimas y su sangre han terminado por hacer trizas el espejo
Al fantasma del guardarropas al perro de los cielos
Mientras yo te esperaba día a día detrás del espejo.
Qué hacer con nuestro amor expuesto a los azotes del mar
Que sube como la sangre por la nervadura de una flor recién cortada y hundida
en tu corazón
Para que sientas la sed el hambre del que se despierta de repente en medio del
espacio
Y pienses que el río en que te bañas es tu propia nostalgia.
Todos estos desenfrenos de la palabra de tu palabra
De mi palabra despiadadamente vertiginosa
Me hacen pedir a gritos
Que cambien la luna del espejo.
De El calor animal, 1968 - 1969 |