ENTRE EL DIABLO Y EL OCÉANO

La ceniza es un poco el alma
Del que ayer cambió de piel
Su blancura atrae al blanco de mi ojo
Como el sonido que enloquece
Y que viene del huevo místico.

Estamos en la antesala del vacío
Y el color ha perdido su natural palidez
Es que llevamos la eternidad en el dorso del abismo
Igual que el fuego en el anillo del diablo.

Todo nos conduce al pavor
A las aguas quo todo lo purifican
Al mismo pájaro que huye en el cielo lejos de sí mismo.

Es para decirlo es para gritarlo en el vacío
Como la muerte que llega a su turno
En la ceniza del amor
Y no es más que la mirada
En pleno corazón.

 

De El A G C de la Mandrágora, 1957