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La frente del poeta
Corta la línea del infinito.

Un hilo de sangre difícilmente perceptible -que parte de su ojo izquierdo-
Se bifurca en la punta de la nariz
Para dar nacimiento a dos ríos que desembocan en  el golfo izquierdo y derecho
Del lago salado de sus labios.

Ese hilo de sangre mantiene su integridad personal
Se interna hasta el corazón haciendo grandes reverencias ni al cerebro
Y se lanza como un furibundo
Hacia la huella digital del pulgar izquierdo
Hacia la huella digital del pulgar derecho.

Todo poeta firma su obra con sangre
En sus manos el aire, el fuego, el agua
No son más que la espuma del sueño
Negra o blanca según la velocidad de su rostro
Pero que crece y nos cubre los brazos, el cuerpo entero,
Nos ciega.

Nada puede sobrecoger a este hombre tocado por lo absoluto
Porque esta tarde al besar la eternidad
Un rayo de luz y yo diría más propiamente un rayo de sombra
Le abría las puertas de lo desconocido.

"Eres el que pasa"
"El que ríe y llora en las ciudades"
"El ojo que castiga"
"El hombre que por amor"
"Perdió su amor"
Le susurra un oído al otro oído
Pero ya nada importa
Porque él se ha hecho uña y carne con lo desconocido.

Así lo deseamos
Toda embriaguez no es más que una sucesiva reunión de vértigos
Se pretende la unidad insultándola de la mañana a la noche
Porque una cólera bien trabajada es siempre fosforescente
Y lo único que rinde lo desconocido
Es este amor que embellece a los ausentes
Siendo como es
La frente del poeta.

 

De Lo desconocido liberado, 1949