XXXIX
                                                           La Naturaleza siente horror del vacío y del hombre

Hemos recorrido ya gran parte del día
Y se hace necesario pensar en la separación de la luz de las tinieblas.
Enfrentarse con el día al igual que se hizo con la noche
Observar los colores de sus mejillas
La risa despiadada de sus hijos
La inocencia de sus bellas hijas.

Debe haber sido en el instante en que crecen en el alma sentimientos malignos
Fugaz como el relámpago que separa la vida de la muerte
Lo temporal de la eternidad
El odio del amor.

Yo me detengo llorando esa nostalgia que nos baña el corazón
Pienso en lo prohibido en lo inalcanzable
En lo que se nos quitó para siempre
En la contemplación de todo el universo en su noche esparcida hasta en los últimos rincones
Pienso y conozco el mundo
Y reniego del dios que me privó del hermoso espectáculo.

Pero yo sé que estoy en el día
Y los objetos se empecinan por volver a la sombra
Hacen de sus contornos la sombra
Porque todo ser siente nostalgia de su vida anterior
Y la luz quiere volver a la tiniebla
Ama y odia las tinieblas.

Algo me paraliza me destroza los oídos
Es la luz que atraviesa el vacío
Es la luz que se lanza definitivamente
Al abismo.

 

De En pleno día, 1948