XLI

En un principio fue el incesto
El poder generador del incesto
El único capaz de violentar los territorios de la soledad
De dar guerra a muerte al hastío
Y la estrella única del cielo se durmió a sus anchas embriagada por el éter
Respiraba tinieblas comía tinieblas
Y luego sonrió y de su sonrisa salió el sonido
Hablándole a las tinieblas de sus penurias
Y como carecía de espejo se miró a su corazón con tal fuerza que se partió en dos mitades
El tú y el yo se miraron frente a frente
Y desde entonces se supo que todo amor conduce a la negación del espacio
A la lágrima más deliciosa del universo.

Pero entonces
En qué constelación estaba yo?
En qué estrella estabas tú errante desconocida
Para que hoy yo busque esa estrella
Y rompa mis cinco sentidos en el enigma?
Alguien me dice es “ésta” o “aquélla”
Pero yo en la duda insulto a mi corazón
Y prefiero buscarla en el sueño.

 

De En pleno día, 1948