YO ENTRO EN GAVILÁN Y SALGO EN FÉNIX

En la noche destapo la botella y soy un pájaro
Que interroga a su alma
Entonces la ola sube
Y por un instante el aire no es más que dos ascuas.

Sentada a mi lado fascinante
Siguiendo la luz
De lo que es a lo posible
Ella corta la nebulosa en mitades
Que a la vez son dos enormes plumas.

Ella ama el misterio y le canta a la dureza
Sabe que el terror le zumba en el oído
Y hacer de dos días una noche
Es tan fácil como transformarse
En ornitorrinco.

Tú eres el fantasma que ama la pureza y cantas
A las bailarinas
Un muro os responde con un "sí"
Más bello que un cuerpo sembrado de dientes
Tú te llenas los bolsillos
Y te dispones al goce.

Ahora eres el ojo que crece
Y que el mar arroja después del naufragio
Imaginad que ese ojo
Esté amenazado por la dentadura de un bull-dog
Entonces yo no sería más que esa llama
Que mis antepasados portugueses
Buscaban en el agua
O en el aire y aún en el fuego
Y después se perdieron
En las ciudades heladas del sueño
Para despertarse a doce pulgadas de mi alma.

Ahí te buscas y te golpeas la frente
Miras el cielo
Y las nubes son el musgo
Propicio a una bandada de estorninos.

Has atravesado las bóvedas del tiempo
Te has mezclado al relámpago
Has jurado venderle tu alma a la noche
Ya que eres el ala llameante de los malditos
Ya que conocéis los encantos y delicias de la noche
Ya que habéis llorado antes que el origen de las lágrimas
Disparad todos vuestros revólveres sobra el cielo y el hastío
Porque aún así
Alma eres un poco menos que yo.

 

De Mandrágora siglo XX, 1945