EL CUERPO QUE IRRADIA LUZ Y CALOR PIERDE DE PESO

Sea como la obsidiana lanzada a la muchedumbre
Esa angustia que pesa semejante al conocimiento
Sea como yo
O como la noche esencial
A la que me someto.

O el amor
En cuyo desorden me reconozco
Soy la cabeza pronta al disparo
Yo no sé qué sombra obscurece el alma
Me habla con la insistencia del fuego
Del ala izquierda del fuego.

Mejor hacia la luz
Mejor hacia la sombra
Amo mis errores
Como los disparos a quemarropa.

Seré errante en mis deseos
Hacia la dureza de una pared de cristal
Negro en ese porvenir de la memoria
Sujeto a la luz
A la que me someto
Con exceso.

 

De Mandrágora siglo XX, 1945