EL PROMETEO DESENCADENADO

Una mosca de manicomio
Insiste en atravesarlo el rostro
Le habla con la lentitud
Del que muere en cada una de sus palabras
Y al abrirle los labios
Es entonces la más perfecta violencia.

Nosotros sacudíamos en el aire las manos
En las sombras
En el amor negro
Más negro que el amor
Y cultivado por un terrible escalofrío.

Yo amaba desollarle el pensamiento
Amaba las mujeres obscenas
Las que se desnudan ante un auditorio
Y me hablaban tiernamente del mar
Que a todos nos enfurece
Que son más bellas cuanto más desnudas
Y con mayor número de dientes.

Yo hablaba a los amigos
De un mundo repudiable
De mi odio a los cojos
Que impiden el paso en las veredas
De mujeres Que todavía confiaban en el poder de los sueños
Del hambre que nos devora el corazón
Y nos hace reír en plena noche.

Las mujeres del Oeste se parecían a las del Este
Golpeaban la luz en mi frente
Que todo lo deshace
Y nosotros éramos la cabeza del corazón
La cabeza de un mundo podrido
De un mundo más odiable
Que todos los perros de una gran familia Y siendo de esta manera
Yo caería fulminado por la más apetecible de las mujeres
En la más incierta de las noches.
 

De Cataclismo en los ojos, 1936