LA CERTIDUMBRE DEL TERROR

Corría la llama a lo largo de las playas
Junto a ella la hormiga
El mancebo apurando el paso
Como el que salta del aceite al espanto
Más atrás
Más atrás las cosas los pozos el baile de máscaras
La frente y las puertas girantes
Y por fin la profunda luz de sus pechos relucientes

Entonces veían un alga con formas de amante
Con gestos con lenguas con las precipitaciones del terror
Tocaban la muerte al fondo de las aguas
Más puras que nunca en el reino de las bocas

Y bien alimentadas
En busca de ese cuerno que divide los cielos
Y aun los archipiélagos y las islas de su alma
Mejor para que yo la oiga
Y corte sus dedos y la luz y los ojos
Y la caída horrible de labios y pupilas
Con esa seguridad del durmiente
Hasta llegar al espanto.

 

De Las hijas de la memoria, 1935-1940