ARTE

De orilla y plinto negro
Llega el bullicio de la anémona
Su pasión de estrella muerta
El clavo que aprieta sus pies en luces
Nueva nuevamente estrangulado
La opresión del monje
La niña que se arrolla entre sonrisas
Toda la mitad que sabe orientar hacia la otra mitad del tiempo
El señor hecho de vino
Que habrán de arrojar sus ojos al sueño de los caballos
Elegante y trágica novedad de cierto celo
La viuda entre los brazos del apóstol
Más hembra que señora dueña del río
Hermosa como el cabello que trisagia sobre la estatua
Invadir su caliente azufre con bigotes
Ceje su calor medio frialdad que yergue
Por suave andarivel de trébol
Parte la núbil con manos esmeraldas
Soledad que asombra al mísero
Siete sepulturas con las fauces abiertas
Sol que a amanecer se para pronto
Lluvia horizontal que se enreda en las orejas
Prende un vapor maligno arco y flecha de tambor sin ciénaga
Quería desvestir la mariposa
Aquel amor que se pintó en los muros
El grajo sin la curva que raptará su vuelo
Pero sin polar silencio
Ya sé que la flor aquí se entrega
Así la luna tiene delirar de novia
El pelo más que pelo es sensación de fiesta
Dura amistad que sabe hacer
Con un blandón oscuridad corriente
El trigo que crece en las estatuas
Arrorró de luna al monstruo
Se llenará de intereses diurnos.

 
 

Poema recogido en Total; N°2. Santiago, Chile, Julio, 1938. Revista dirigida por Vicente Huidobro.