CIERTOS LABIOS[1]

a André Breton

En los viejos apostaderos viejo actor tú sangras cuando la ciudad empieza encender sus luces
Pero una huella en el aire despeja el paso de la bandada
Que esta mañana se ha levantado como un saco al viento
Manteniendo el cuidado impetuoso de remover la paja que arde
De una edad más avanzada que el relámpago que queda fuera de la tempestad
Pero sin arrastrar esa cola de doble manubrio de canario salvaje
Con esa arrogancia que te es tan habitual
Y los árboles han crecido esta tarde unos centímetros
En sentido contrario a lo que se llamaría proceso respiratorio
Los árboles estallan la primavera está ahí
El huevo no olvidará que antes de las primeras gotas de lluvia él era el rombo
Pero los procedimientos tan morales de algunas mujeres han pasado
Ellas se exponen desnudas cambian entre sí algunas perlas en polvo
Yo estoy entre ellas porque se acerca la hora del eclipse
Por lo cual la playa desgarra el lomo de los peces eléctricos
Y engaña a los últimos coleccionistas de monedas en las barandas de los hoteles a perderse de vista
Los gallos han demostrado que ellos han abolido la línea inquebrantable que determina las razas
Desde sus estrados zambullidos en el maíz han batido sus alas en el aire dramático
Y ha sonado en el campo el llamado de las casualidades
Los palomos en el borde de las copas han tejido los besos
De un modo poco común en su especie como en el juego al golf
Y en el marco niquelado de los confesionarios las letras en lacre se disuelven con un carácter cínico
Pero yo sé que en el fondo del castillo crecen las nueces verdes
Y bajo el espeso silencio de la noche de aquí una ventana que empuja y se despliega
Como esos pendones multicolores de plumas de ñandú
Hay una estrella de nieve sobre una estrella de ónix y un poco de rocío fresco
La noche lleva flecos de cabezas de chinchillas recién cortadas
La noche sangra
A lo largo de la costa los pesadores están ciegos pero sus miradas atraviesan la bruma a listas negras y azules que se llama abolición del porvenir
Abolición del rayo
Abolición de la tempestad
Y varios de entre ellos hacen muecas que yo reconozco entre el vendaje tan especial de sus manos y sus pies con un aire que deja entrever el progreso de la carpa que huye en abanico
Es por ahí por donde toda tentativa de amar es nueva
Donde una flor de champagne se evapora cuando el primer pájaro de caviar sigue la bandada
Que gira sin cesar sin disolverse.


[1] El poema “Ciertos Labios” fue publicado, primeramente, en la antología publicada por Hugo Zambelli en 1948.

 

De Leitmotiv, N° 2-3