PAVO REAL EN SU ÁRBOL DORMITORIO DESAPARICIÓN DE LAS BARRICADAS EN EL PARQUE LANZALLAMAS

Sin hacerse anunciar el hombre invisible entra en un salón invisible
Y por el puñal y la herida que no sana y sobre todo por el camaleón blanco que me muestra allá abajo la playa en forma de estrella y a la vez la paloma en forma de ceniza al caer el cigarrillo
Me ha parecido reconocer el fantasma de Arthur Cravan
Pues el cuarto a treinta metros del mar no resiste el aire doble y muere en el espeso jardín de plumas de Saturno por sobre la mesa de nudo marino
En el baile al aire libre el nadador sabe orientarse en la sombra de la chimenea cenicero que gira al viento sin cabeza
Zona mimada de tigres multicolores
Pero no
La ventana se cierra la alcantarilla siente en su paseo de arriba para abajo el lomo de las hojas de tabaco enrolladas en sí mismas
Y se celebra la boda del vinagre con la que juega a la muñeca
Que buen tiempo de serpientes qué buen viaje de sicomoros
Pero si se sube más alto se abre el castillo de chorros de agua
La puerta está sin llave
La mano lleva un guante en forma de vendaje de fuego artificial la mano de cornalina con su guante de castor el seno de nieve en el cojín de sal en tiempo de lluvia el pulpo y la garlopa saltan al asfalto.

Gemelos de paja y el dedal suben la escalera
Y la lámpara de pétalos de tornasol irradia su perfume
Pero entre el Buenos días y el Sírvase pasar hay una carroza a treinta metros de aire de mocatina.

 

De El AGC de la mandrágora,1957