LOS BANCOS DE ARENAS MOVEDIZAS HAN QUEBRADO SU VIEJO RESORTE

Una alondra polar me ha saludado al pasar
Colgada de un fruto ella picoteaba una cola dorada
En plena costa los muebles mudos abren sus ojos de carbón
Abren sus cajones llenos de nidos de hierba fresca
A lo largo de la costa camina un faisán de hojas muertas
Arrastrando una cola de pulgas de olor
Una cola sin reflejos a la pasada del armiño
Una larga cola de números de teléfono
A la entrada de los palacios invernales
En los marcos de los balcones donde el sol lanza su tela
Sordo y mudo él hilaba sin sentirse culpable
De un gesto de codicia que lo delata en el encaje polar
En los grandes prismas de sangre pura
Que tú equilibras sobre tus labios sobre tus hombros
Sobre tus ojos alineados de dos en dos
Sobre tu garganta de dicha
En pleno campo a toda tempestad
Tú respiras con el arcoiris que se eleva
Pues sobre el techo arden los primeros cerezos
Cómplice de un mal juego es preciso que yo parta
Al desierto donde la comadreja de prepara
Ella me ha dicho buen día cuando yo pasé
Ella ha soñado esta tarde con la gran pirámide polar
Con los grandes triángulos de tela rosa
Que caen sobre los cojines de musgo infantil
Como un golpe de dados en la nariz de un rufián
Sentado en la puerta de su casa tranquilamente
Tranquilamente sin preocuparse de nada
De absolutamente nada
Que no sea el paso de las ratas al granero del vecino.

 

De El AGC de la mandrágora,1957