A MEDIANOCHE

A medianoche los cristales de las ventanas descienden de unos ojos que yo amo
No importa donde pero ellos son dorados como una cola de tigre blanco en el colmo de los paraísos
Ojos que son perniciosos para el colegial que pasa
Fundido en la neblina que se eleva de su frente descubierta
Donde todas las quimeras se hacen cómplices del fuego
Primer incendio de la noche con brazaletes de ciervo volante
De cohete siniestro desplegándose sobre el lecho de patas doradas en posición invertida de leones que rugieron allá abajo
De ventana que al abrirse es más bien el lomo de un libro amarillento que cae del armario
Pero el reloj está ciego a la línea de la caída
Siempre a punto de hacer florecer la pequeña galaxia de ultratumba
Cuyos pétalos de relámpagos se enrollan en relación a la hora exacta
Los cálculos precisos siempre alrededor de esas playas negras
Que se evaporan en forma de abanico salvaje
Arrastrando toda la  luz como el nadador el molinete loco.

Cuáles son entonces esos ojos que han bajado con la tormenta
A remover la bandada que se detiene en pleno bosque
Cicatrizando el aire sobre la almena en instante de evaporarse
Han tendido la escala de seda al precipicio
Cabeza abajo
La ondina con senos de coral bifurcado
Allá abajo un sol de brazos de petróleo incandescente
Allá abajo siempre.

 

De El AGC de la mandrágora,1957