CARTA ABIERTA
 
El sol ha volcado su copa de champagne
A la entrada del bosque donde la niñez permanece estacionaria
Los graves peligros del amianto
Han dejado filtrar la noticia de faro en faro
Con un dos por tres de portazo que deja el ruido afuera y la persona adentro
Durante las vacaciones de invierno de los roperos
Al parecer una ola que viene a tararear "Los dos ciegos de Toledo"
Y a su vez la tarde toma la iniciativa
Toma todo lo que le pertenece y deja manchas de cal como un gato que salpica con leche alrededor de la escudilla
En la cual un día la Brinvilliers vio la imagen de la futura question de l'eau
Question de l'eau dice el desierto question du soleil dice la noche
Cerrando sus párpados uno tras otro
 
La carta en el patio del liceo cerrado a causa de la escarlatina
Bate sus páginas con la actividad de una golondrina minuciosa
Que mira pasar los meses y sólo sabe decir fugaz
En las pésimas condiciones climáticas en el rompe-olas gentil
Las nubes caen a plomo y el plomo cae a nube
Se aglomeran en la biblioteca del camino de fierro
Las acciones del ferrocarril se abren como una tribuna libre en el paisaje
Revolotean por el cielo y en él se cruzan como dos barcos en plena tempestad
La carta ha caldo en el patio del liceo donde crece un naranjo lleno de hormigas
Las acciones del ferrocarril han caído en la casa de un asmático minucioso
Los puentes de nubes han caído sobre un río de plomo
Y de cada tres horas una por lo menos nace en el mar de los sargazos
De cada tres relámpagos uno por lo menos brota de tus sueños
 
En todo caso la aorta presenta sus excusas
Para cooperar al desarrollo de ciertas nubes envueltas en una delicada misión de fuego
Líricamente por la unanimidad de los bosques
Cielos descoloridos cuya trama ha sido tejida por una joven de manos preciosas
Cielos de La Serena pasad por el ojo de aguja de la memoria
Mares haceos añicos preparad el aceite apto para el naufragio
A riesgo de mayores sacrificios
Las palabras transfieren su esplendor
Y guardan con codicia la jardinería de las estrellas
 
Una gran mesa de ventanas
Aplasta una delgada hilera de tinteros
La mañana desde su trípode las golpea las hace fosforescentes de una hada ansiosa
Ella es tanto marítima como fuego
Es a veces el tintero y otras la ventana
Deja sus luces en la mano del adiós
Tú eres el que veía el oro romperse en el acantilado
Y arrojabas al cielo tu plato de aceitunas
Vuélvete fuego no le des la espalda a la ceniza
Allá lejos una hilera de fragatas siente llegar la hora de los archipiélagos
Y como son archipiélagos hablan un lenguaje entrecortado
Y presentan un cuadro conmovedor
De latas de sardina en la bahía del hambre
En las ventanas más precoces que los tinteros derramados
A la hora en que estas líneas son escritas
 
El ave del paraíso
Grave como el ex libris del cielo con música incidental

 

De Poemas: 1934-1959, Ediciones Mandrágora, Santiago, Chile, 1959, 147 p.